Buen uso de la tecnología

La obra de la Agrupación Señor Serrano es uno de los espectáculos internacionales que se presentaron en el marco del festival FIBA.

Todos los hombres buscan un lugar donde vivir, pero muy pocos encuentran un hogar". Para representar esta idea de un modo escénico, la compañía española Agrupación Señor Serrano ideó una analogía entre la vida del actor Marlon Brando y Sir John Brickman, el mayor constructor de Inglaterra del siglo XIX, como dos hombres que alcanzaron el éxito, pero no pudieron superar la soledad más estructural.
Brickman Brando Bubble Boom es una de las obras internacionales que se presentó en el FIBA (Festival Internacional de Buenos Aires) y que irrumpió con un dispositivo escénico bien contemporáneo, donde teatro y tecnología se fusionan para potenciarse. La pantalla táctil, el chat y las proyecciones aparecen en la escena de un modo orgánico y como parte de la trama.
Además de estos recursos, este talentoso grupo catalán –premiado en 2015 en la Bienal de Venecia– mezcla el texto clásico, con la performance, el video en vivo y las maquetas para escenificar historias actuales. Lo interesante de estos procedimientos es que, por más cable y mediatización que conlleven, la tarde no deja de ser manual y por ende, teatral. Si el teatro es tracción a sangre, los artistas de la Agrupación Señor Serrano se ocupan de construir detalladas maquetas de pueblos, que son filmadas y proyectadas en una pantalla gigante. Así, toman del campo de las artes visuales herramientas como el collage y las instalaciones (construyen una pequeña casa de tamaño natural en vivo) para avanzar en el relato.
En este caso, el relato es una metáfora acerca del derecho de tener una casa, a través de la vida de dos hombres. Por un lado, Brickman como un emprendedor que inspiró el primer sistema hipotecario, pero que mutó sus supuestos principios sociales en un sistema que ahogaba a la gente y daba por tierra el sueño de la vivienda propia. Por el otro, Brando, como el niño rebelde que no encaja en su familia disfuncional, que el mismo construye su propio ambiente caótico y enfermo. Los dos terminan sus vidas profundamente solos. Entre estas historias que se cuentan con funk a todo volumen, hay una reflexión sobre el consumismo y cómo el derecho a la vivienda se puede desvirtuar en el derecho al plasma. Hay, además, un anclaje directo con lo que fue la burbuja inmobiliaria de España en 2008. En este caso, el registro documental de imágenes reales de familias que eran desalojadas de sus hogares le aporta los momentos más dramáticos de una pieza que trabaja fundamentalmente con el humor y la parodia.

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